© Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia |
Por aquella época, Félix estaba enfadado con Dios. Como católico siempre cumplió con sus deberes. Si alguna vez fue tentado por la lujuria del alcohol y otras drogas, se deshizo de ella a puro latigazo. Llegó a pasar hambre para que otros no la pasaran. Jamás pensó en otra mujer que no fuese la suya. Nunca se compró el coche soñado porque con los donativos a la Iglesia no le alcanzaba... y cuando fue atropellado por un vecino borracho, gordo y putero que tenía un Touareg, ambos subieron al cielo.